Isabel Calvo Lucio, nacida en Extremadura, pero madrileña de adopción, nació con una aguja en una mano y una caja de pinturas Alpino en la otra.
Sin desdeñar el retrato, que le apasiona, quizá por sus orígenes rurales, siempre le ha encantado la naturaleza y la ha plasmado en sus obras: flores, árboles, paisajes… Pero su especialidad son los animales, particularmente los felinos.
Alumna de D. V., estudio de pintura de Madrid, desde hace seis años, es sobre todo, autodidacta. Le encanta aprender y superar las barreras que se le ponen por delante.
Los dos cuadros que presenta están unidos por la temática. Por un lado, el águila real, símbolo de la cultura mexicana y emblema de la energía y el coraje de los que los nativos se sienten tan orgullosos. Por otro lado, la danza azteca, cuyo protagonista, ataviado con plumas de colores, emula a la grandiosa ave de presa, en una coreografía ritual que alcanza su clímax con el redoble de los tambores.