Anabel Fernández

Diplomada en Magisterio por la Universidad de A Coruña. Ha cursado estudios de varias disciplinas artísticas, entre los que cabe mencionar los cursos de diseño en joyería en la Escuela Técnica de joyería del Atlántico y en Técnicas de grabado en la Escola Superior de Arte e Deseño Pablo Picasso.

Su interés por la pintura la ha llevado a formarse en diferentes estudios de la ciudad, participando en diversas exposiciones individuales y colectivas: En la Estación Marítima de A Coruña, en la Asociación de Artistas, en “ El Antiguo”, en el Sporting Club Casino, en la sala cultural del Concello de Bergondo.

Su infinita pasión hacia este mundo la ha llevado a buscar un salto cualitativo de la mano del Estudio de pintura Decinti Villalón.

La venta de Borondo. Óleo sobre lienzo 50 x 50 cm

La ruta del Quijote: La venta de Borondo

En España, desde la Edad Media, las ventas ya salpicaban los caminos. Ofrecían alojamiento y comida tanto para los viajeros como para los animales, a cambio de dinero. Sus condiciones higiénicas eran más que dudosas, y en ellas también se podía encontrar prostitución, bebida y juego.

Con el resurgir del comercio, la corona invierte en la construcción de los Caminos Reales. Mucho más anchos para los nuevos carruajes, rápidos, seguros y con servicio de posta. Comunicando ciudades importantes entre sí, en lugares estratégicos, por los que pasaban personas de toda condición social: viajeros, frailes, mercaderes y feriantes con sus caballos y ganado.
Estas posadas se “modernizan” llegando a marcar las etapas del camino ya que se situaban a dos leguas unas de otras aproximadamente.

En algunos países hispanoamericanos el término “venta” también está asociado a este tipo de establecimiento. En México se pueden encontrar la popular Venta de Perote y la Venta de Aguilar, la primera que se estableció en el camino México – Veracruz.

Las ventas aparecen reflejadas en obras literarias como en “ El Libro del Buen Amor”(1330) , en “El Quijote” (1615) y en 1777 Goya pintó “La Riña en la Venta Nueva”.

El motivo de mi cuadro “La Venta de Borondo,” es la única hospedería del s XVI que se conserva y que cesó su actividad a mediados del siglo XX.
En 2007 fue declarada Bien de Interés Cultural en la categoría de Monumento, pero el paso de los años sin ningún tipo de restauración hizo que entrase en una situación muy crítica, de ruina inminente.

Aún así se pueden apreciar las características de la arquitectura tradicional manchega y cómo podía funcionar como hospedería o explotación agropecuaria modificando o añadiendo diversos elementos, tal como se muestra en este modelo interactivo en 3D.

Esta edificación se encuentra en Daimiel, dentro de la provincia de Ciudad Real, perteneciente a Castilla –La Mancha.
Cerca de la venta, atravesando un puente de dos ojos sobre un arroyo seco, se llega a la falda norte de Sierra Pelada que alberga un extenso olivar con muchos ejemplares milenarios que rompen la inmensa llanura del paisaje.

La venta de Borondo no aparece referenciada como tal en El Quijote, pero pudo haberle servido de inspiración a Cervantes y quien sabe si quizás se alojó más de una vez en ella cuando trabajaba como aprovisionador para la armada invencible o de recaudador.

Esta posibilidad se contempla en la descripción del escritor Julio Llamazares en el siguiente texto:

“A 3 km, en el antiguo camino Real de Alicante a Ciudad Real, se encuentra una de las más características ventas manchegas, la Venta de Borondo, uno de los pocos ejemplos de arquitectura popular del siglo XVI que se conserva, cuenta con historia documentada desde época romana hasta mediados del siglo XX, con especial importancia en los siglos XV y XVI; está construida en aparejo toledano encalado. La venta presenta una estructura claramente definida con una portada monumental, un zaguán, un patio con pozo que distribuye la vivienda y otro patio al fondo para las caballerizas, que fueron añadidas al edificio original en los siglos XVII y XVIII. Se accede al interior a través de una puerta de un valioso contenido artístico poco habitual en este tipo de edificios. La portada está compuesta y flanqueada por un pórtico de sillería decorado con basas, medias columnas, capiteles, friso y escudo de armas en el centro del dintel. Las ventanas son de rejería, propia de la arquitectura popular de la zona; a poco que uno la mire comprenderá en seguida que si no fue esta fue otra parecida a ella la venta en la que Cervantes se inspiró para convertirla en modelo de todas las ventas en su novela más universal.

“Situada en la confluencia de varios caminos, entre ellos el conocido como de las Carretas, que lleva directamente a Argamansilla de Alba y al Campo de Montiel, uno entiende que don Quijote confundiera las que encontraba en sus correrías con castillos, con sus torres y sus castellanos, es decir, sus gobernadores, por más que éstos fueran zafios y de rudimentario aspecto”.

Siguiendo esta línea, el geógrafo Tomás López publicó en 1780 un mapa de la primera ruta del Quijote, donde señala como punto de partida la Venta de Borondo y la identifica como el lugar donde se arma Caballero.

De momento todo queda en hipótesis, pero en sus tiempos de esplendor en medio de esa llanura, ella sola en el Camino Real, con su torre y esa tapia tan alta que circunda el corral, quizás pareciese un castillo, tal y como la veía Don Quijote.

En el CAPITULO II
Que trata de la primera salida que de su tierra hizo el ingenioso don Quijote

“….vió, no lejos del camino por donde iba, una venta, que fué como si viese una estrella, que, no a los portales, sino a los alcázares de su rendición se encaminaba.”

“Y como a nuestro aventurero todo cuanto pensaba, veía o imaginaba le parecía ser hecho y pasar al modo de lo que había leído, luego que vio la venta se le representó que era un castillo con sus cuatro torres y chapiteles de luciente plata, sin faltarle su puente levadiza y honda cava, con todos aquellos adherentes que en semejantes castillos se pintan”.

En el CAPITULO XVI
De lo que le sucedió al ingenioso hidalgo en la venta que el se imaginaba ser castillo.

“- Creedme, hermosa señora, que podéis llamaros venturosa por haber alojado en este vuestro castillo a mi persona, que es tal, que si yo no la alabo es por lo que suele decirse que la alabanza propia envilece”.

 “ y fue que él se imaginó haber llegado a un famoso castillo (que, como se ha dicho, castillos eran a su parecer todas las ventas donde alojaba) y que la hija del ventero lo era del señor del castillo,”…

AGRADECIMIENTOS

A la Biblioteca Cervantina de Ciudad Real.

A Luci, del grupo Lumina Actione .

A Julio Orellana, miembro de la directiva de la Asociación Cultural Venta de Borondo y Patrimonio Manchego, y a todos los que formáis esta asociación, por ayudarme a documentar este proyecto con fotos y este video tan estupendo en 3D .

Gracias a todos los que creéis en un proyecto que no solamente quiere recuperar una construcción tradicional, sino devolverle su valor cultural, histórico, literario.


Obras

Siempre Frida Técnica mixta, 61 x 50 cm
Boceto de mujer mexicana, basado en una fotografía de Diego Huerta.
Óleo sobre tela 50×50 cm

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *