Vive en Madrid desde el año 2009, economista de profesión pero enamorada del arte. Ha practicado el dibujo a lápiz, dibujo con sanguinas y cretas, pasteles y finalmente ha encontrado su amor por el óleo. La prudencia y la serenidad de Guadalupe, contrasta con su rico mundo interior que se plasma en sus lienzos. Colores vivos, brillantes, con figuras dinámicas, muestran el bagaje cultural de su origen mexicano, junto con su pericia y buen hacer pictórico.
A pesar de ser novata en esta técnica no podemos negar las horas, paciencia, pero sobre todo pasión y entrega que pone en cada una de sus obras.
Como ritual a la fertilidad, saltan al vacío cuatro valientes danzantes atados a la cintura con una simple cuerda a modo de ombligo; pendiendo todos del cielo, desde más de veinte metros, evocan los cuatro puntos cardinales que giran todos a uno. Giran y giran para adorar a la Madre Tierra quien conmovida de tan grandiosa ofrenda, mandará mojar con sus lágrimas la siembra.
Con sus listones arcoíris, volantes, los danzantes anunciarán que la faena está hecha. ¡Cuánto debe el mundo a esta constante proeza!